Con motivo de la celebración este pasado viernes de Halloween – o la noche previa al Día de Todos los Santos que diría mi madre que es enemiga de perder costumbres arraigadas en la cultura española – el periódico digital Diario Enfermero publicaba una noticia que se ha convertido rápidamente en viral por la indignación que ha generado su denuncia entre numerosos profesionales sanitarios. Tal y como informa este artículo de Ángel M. Gregoris, varias empresas – hasta el momento parece ser que únicamente norteamericanas – están comercializando un disfraz de «enfermera anti ébola sexy». Una practica comercial indigna porque con ella se está frivolizando impunemente primero respecto de una epidemia que se ha cobrado la vida de casi 5.000 personas y cuenta con más de 13.000 infectados, según la OMS; y segundo respecto de la profesión que mayor índice de riesgo ahume a la hora de tratarla.
El presidente del Consejo General de Enfermería de España, Máximo González Jurado aprovechó su espacio de opinión en el diario Huffington Post para escribir una entrada donde analiza esta situación que él mismo denomina cómo «una afrenta dirigida tanto hacia aquellos profesionales que ya se están jugando la vida en muchas zonas del mundo para atender a estos enfermos, como a quienes trabajan en los hospitales y centros de salud de toda España y que, sin estar en contacto ahora mismo con la enfermedad, no dudarían ni un solo segundo a la hora de atender a un paciente sospechoso de tener el virus».
En su artículo, Máximo González Jurado recuerda también que esta no es la primera vez que las enfermeras sufren un desprecio de este tipo. «Los disfraces vejatorios y obscenos de enfermeras siguen presentes en muchos actos y celebraciones, y están todavía disponibles en comercios. Estos suponen un atentado contra la dignidad de la mujer y una auténtica falta de respeto hacia la profesión sanitaria más cercana al paciente. Una profesión dedicada en cuerpo y alma a salvar vidas, prestar cuidados y disminuir el sufrimiento de nuestros pacientes, todo ello a través de la evidencia científica».
Y leyendo y escribiendo sobre falsos estereotipos me ha venido a la memoria otra polémica donde me vi inmerso como director de comunicación del Consejo General de Enfermería. Me refiero al enfado generalizado que en su día (el mes de julio de 2005 concretamente) produjo entre la profesión enfermera la empresa Corporación Dermoestética el día que decidió publicitar su salida a bolsa con una foto de su presidente rodeado de una veintena de modelos supuestamente disfrazadas de enfermeras. Y digo supuestamente porque el modelito que llevaban estas mujeres no lo lleva ninguna enfermera en España.
Aquella situación fue un claro de ejemplo de cómo no se debe gestionar una crisis en prensa porque una polémica que se hubiese cerrado en horas entonando el «mea culpa» y pidiendo disculpas, se perpetuó a lo largo de muchas semanas que se harían interminables para los gestores de esta empresa. Y es que, en vez de pedir disculpas y asumir un error clarísimo, la empresa se dedicó a sacar pecho y amenazar con acciones legales a quienes criticasen su campaña. Al final el resultado no pudo ser más perjudicial para sus intereses porque toda la prensa acabo poniendo el peso de sus artículos, crónicas y reportajes en detallar la indignación de la enfermería en vez de la llegada a bolsa de la compañía.
Y como los responsables de esta empresa siguieron insistiendo en su actitud en vez de rectificar, la polémica se mantuvo durante semanas y semanas consiguiendo una condena rotunda a esta campaña de numerosas personalidades como la entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernandez de la Vega y la directora general del Instituto de la Mujer.
Por cierto, no te pierdas el artículo completo de Máximo González Jurado en el propio Huffington Post al que puedes acceder de este mismo link. Merece la pena.
Recuerda que comparto mas información en esta otra bitácora de Íñigo Lapetra Muñoz